No son pocas las caras de la soledad. Ya saben: se puede estar solo en una fiesta de declarados amigos, en un asado familiar, en una mesa ruidosa de conocidos mal llamados amigos; se puede estar sola en la ciudad -a todas nos ha pasado- aunque todos los hombres te miren y te murmuren cosas cuando pasas. Pero, ¿saben que? también estamos solas cuando al amor lo encontramos online: lo leemos, lo sentimos, pero no lo vemos. Cuando las pruebas sólo son escritas, duele.